jueves, 27 de septiembre de 2012

UNIDAD III TECNICAS Y REGLAS DE COMUNICACION ORAL Y ESCRITA EN LA INVESTIGACION




Tecnicas de Redaccion
Leyes de los Elementos de Comunicación
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Claridad: Corresponde al código. Hay que escribir con un máximo de sencillez
para que el código no haga de filtro, sino que permita el paso del mensaje.
Brevedad: Corresponde al mensaje. Intentar dar la máxima información en un mínimo de palabras.
Precisión: Corresponde al contexto: El texto debe focalizarse en lo que interesa sin rodeos ni añadidos.
Corrección: Corresponde al canal. Se debe escribir correctamente, cumpliendo las normas gramaticales y estructurales y presentar el texto formalmente digno.
Totalidad: Corresponde al receptor. No se debe dar la impresión de que transmite un mensaje incompleto.
Originalidad: Corresponde al emisor. Se debe tratar de no copiar las formas.
Estilo: Ritmo y Coherencia
El estilo de un escritor no es exclusivamente su sensibilidad literaria, su capacidad creativa para escribir novelas o hacer poesías. Todos nosotros, en cualquier redacción que realicemos, tenemos un estilo propio. Se podría definir como un equilibrio entre el orden y el movimiento. Por una parte el estilo depende de la organización y jerarquía de las ideas en el texto, de la coherencia que se desprende del mismo; pero también de la capacidad de interesar, agradar y dar vida a las ideas, dar un ritmo adecuado al tipo de mensaje.
La Coherencia
Imaginemos que llega a nuestras manos este texto:
Teatro a las seis.
Un programa de Radio Nacional de España. La Galatea.
Idea original: Francis Bacca
Adaptación: Juana Peña
Trigésimo capítulo.
A primera vista parecen sólo frases sueltas, casi diríamos que no se trata de una redacción. Sintácticamente son oraciones simple sin ningún nexo coordinante ni subordinante, si verbo en algunas de ellas.
Pero si nos preguntan cuál es le tema del que habla el texto, no dudaríamos en decir que es la presentación de un programa de radio que consiste en una adaptación de la Galatea al ámbito radiofónico.
¿Cómo podemos saberlo? Por las palabras claro, pero también por la coherencia que tienen entre ellas, el orden en que aparecen y la jerarquía que les confiere este orden. Decimos que este texto es coherente por que, a pesar de la ausencia de enlaces, de verbos, de párrafos que recogen la idea principal y las secundarias, tenemos un texto claro, breve, original, preciso, completo y correcto que interpretamos fácilmente como el guión de un programa de radio.
El Ritmo
El ritmo de un texto le confiere movimiento, vida, debe ser motivador y sugerente. Varía mucho según el tipo de escrito, pero en principio suele ser muy homogéneo en un mismo texto (excepto casos surrealistas). De este modo el lector crea sus propias expectativas sobre lo que va a leer a continuación y las confirma o rechaza a medida que avanza en la lectura. Los cambios bruscos, si no son intencionados, dificultan la creación de expectativas y reducen el interés por la lectura.
La primera frase de un texto suele dar la pauta sobre la velocidad y el ritmo que daremos al mismo. La falta de subordinación da, en principio, un ritmo más rápido al texto. Cuando además no hay apenas nexos y se omiten algunos verbos, tenemos el ritmo más veloz y espontáneo, como el caso del texto radiofónico.
Por el contrario, la subordinación abundante hace el texto más complejo y su ritmo se vuelve lento y pausado.
La Concordancia
Definición: Es un medio gramatical de relación interna entre palabras. En español existen dos clases de concordancia:
Concordancia entre el sustantivo y adjetivo que consiste en la igualdad del género y el número de estas dos categorías gramaticales.
Concordancia entre el verbo de una oración y el sustantivo, núcleo del sintagma nominal. En este caso la igualdad debe ser de número y persona. Ejemplos: Salón amplio Salones amplios

NORMAS Y REGLAS ORTOGRAFICAS
Ortografía
Ortografía (del latín orthographia y del griego
ὀρθογραφία) es el conjunto de reglas y convenciones que rigen el sistema de escritura normalmente establecido para una lengua estándar. En la mayoría de ortografías se observa una pobre relación lógica entre fonemas y grafemas. El alfabeto latino fue mal adaptado a las lenguas y también nació la costumbre de anotar palabras que sonaban ya muy distintas con las viejas letras del latín de origen (como una forma de cultismo). Academias antiguas y modernas fijaron este uso; por esto se halla disociada la escritura de la pronunciación. La actual ortografía española empieza a codificarse en el siglo XVIII, con el establecimiento en 1727 de las primeras normas ortográficas por parte de la Real Academia Española al poco tiempo de su fundación. Hasta ese momento las vacilaciones en las grafías eran constantes: unos optaban por soluciones fonémicas, tratando de adecuar su escritura a la pronunciación oral, y otros se decantaban por criterios etimologizantes, manteniendo grafías que carecían de correspondencia en la pronunciación del español de la época. El resultado era una falta de unidad que dificultaba la comprensión.
LAS REGLAS DE PUNTUACIÓN.

 Es más difícil puntuar correctamente que colocar correctamente los acentos, porque si bien las reglas de los primeros son claras y obligatorias, las de los signos de puntuación son muchas veces optativas: una persona colocará una coma donde otro pondría un punto, un punto y coma, o quizá nada. Por ello, más que reglas, se debe hablar de recomendaciones en el uso de los signos de puntuación.

Los signos de puntuación intentan suplir en la escritura a la entonación y las pausas. Me explico: la misma oración estás acostado puede significar cosas distintas dependiendo de que tenga la entonación de una pregunta, de una afirmación o de una exclamación de sorpresa. Necesitamos diferenciar estas entonaciones por medio de algún tipo de signo. Lo mismo sucede con las pausas: una coma puede hacer variar dramáticamente el significado de una oración. Se dice que el zar Pedro el Grande tenía unos impresos preparados en los que ponía matar no tener piedad con los que firmaba las penas de muerte o sus conmutaciones. Si quería ejecutar al reo, ponía la coma tras matar: matar, no tener piedad; si por el contrario quería que la pena no fuera llevada a cabo, ponía la coma tras no: matar no, tener piedad. Sin llegar a estos extremos de truculencia, pensemos que no es lo mismo decir Elena, te llama Juan, que Elena te llama, Juan. La colocación de estos signos es, pues, portadora de un significado, por lo que hay que pensar muy seriamente si hay que colocar un signo o no y dónde.

Algo que hay que tener muy en cuenta es que, si bien todo signo de puntuación distinto de las comillas implica una pausa en la entonación, no toda pausa debe ser señalada por medio de una coma u otro signo, ya que hay pausas en el discurso que son puramente respiratorias, que se hacen independientemente de la puntuación para poder aspirar aire.



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